viernes, 19 de junio de 2009

De esto no se habla

El 24 de marzo de 1976 yo tenía 13 años.

Estaba comenzando 2° año de la secundaria y estaba viviendo esa etapa en que jugaba a las muñecas mientras tenía sueños eróticos.

Mi mamá me despertó esa mañana con la noticia de golpe militar.
Yo dije: - ¡Viva!
No lo dije por las consecuencias sociopolíticas del hecho sino, simplemente, porque significaba que no iba a haber clases.

Alcé a mi nueva gatita que dormía en un cochecito de muñecas al lado de mi cama y volví a repetir: ¡Viva!
Me dormí.

En casa, un hogar proletario pero no peronista, todo era alegría.
Comentarios como: - Ya se veía venir, la situación ya era insoportable, se sucedían con el transcurso de las horas.

Mi mamá ya había colmado los armarios con harina, fideos y leche en polvo, cosa habitual en nuestro país cuando se veía caer a los gobiernos.

Obviamente, me crié en un ambiente en el cual cualquier muestra de rebelión popular era mal vista. No entendida quizá. Ya se sabía que había desaparecidos.

Pero: - Por algo será!!

Eso significaba que si a alguien lo venían a buscar de noche y desaparecía, significaba que estaba en la cosa.

Eso quería decir que formaba parte de una organización subversiva.

Todo esto más haberme criado mirando películas de John Wayne y Doris Day me convenció de quiénes eran los buenos y quiénes los malos.

No lo pensé demasiado. Era así.

Por si no se dieron cuenta los malos eran los terroristas, los comunistas y los rusos.

Pero me fueron pasando cosas, no muchas, que me hicieron dudar.

Ojo!! no de que los malos eran buenos, ni que los buenos eran malos

Si no de que las cosas no son tan fáciles de clasificar.

Y de eso se trata este Blog

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